Efectivamente, el casco tiene un movimiento de expansión lateral, que es mínimo en las lumbres y máximo en los talones. La expansión es progresiva, pero no uniforme. Esto quiere decir que cuanto mas cerca del talón, mayor es la apertura del casco, pero la apertura es mayor en unos sitios que en otros. En el caso del caballo, el casco abre muy poco, casi nada, desde la lumbre hasta el punto mas ancho del casco, y desde el punto mas ancho del casco hacia atrás, es donde mas se mueve el casco. Los clavos y las pestañas laterales impiden o dificultan este movimiento de apertura y cierre de los talones, pero hay mas factores que pueden impedir este movimiento. Si un caballo descalzo pisa sobre una superficie con agarre, asfalto u hormigón, tampoco el casco puede abrir y cerrar bien. En estas superficies, la herradura facilita el movimiento de los talones. De ahí que lo del mal necesario sea todo relativo.
Un buen herraje, de acuerdo a principios científicos, disminuye casi a cero los problemas derivados de la aplicación de herraduras al caballo. Cuando se hierra de acuerdo a las necesidades del caballo, os efectos secundarios son mínimos y ello explica el porque muchos caballos mantienen unos cascos sanos aunque se les someta a pruebas durísimas como el Raid. Y como no hay dos cascos iguales porque no hay dos caballos iguales, el herrador debe de valorar en cada caso la forma que le da a la herradura, las pestañas, el número de clavos, etc., para lograr el beneficio máximo con los mínimos efectos secundarios.
Las pistas modernas añaden productos a la arena, principalmente para evitar el apelmazamiento de la misma. Las arenas, sobre todo las de cantera, contienen arcilla, que hace que se apelmace y se ponga dura. Si se le añaden trocitos de tela picada o recubrimiento de cables, plástico picado, etc, conseguimos que siempre este disgregada. Esto es bueno, pero teniendo en cuenta de que la pista ha de ser lo suficientemente dura para que aporte un buen apoyo al pie. Las pistas en que se hunden los cascos de los caballos, son malas. La pista ideal es la que tiene la textura de la zona de la playa donde mueren las olas. Ahí, el caballo marca la herradura y la ranilla, pero no se hunde más.
No te aconsejo que midas la dureza de la pista con tu espalda. Es mejor que te fijes en la huella que deja el pie del caballo.