Esos dos post, me hacen recordar la imagen de Fernando "el Maquinillo", muerto hace tres años, y añorado por mucha gente.
Fernando era un tratante de caballos que vivía en El Remedio ( Lieres) en Asturias, aunque "operaba" en toda España. Era muy conocido y apreciado, porque además de su trabajo de comprar y vender caballos, tenía una dimensión de función social, apreciadísima.
Fernando te evitaba enfrentarte con tu conciencia. Cuando tenías un caballo ...digamos problemático, del que debías deshacerte, llamabas a Fernando evitándote llamar a Arturo el carnicero de equino.
Fernando te compraba el caballo ... y claro, llamaba a Arturo él mismo, pero a tí te decía que lo tenía vendido a un señor de 75 u 80 años, que lo quería para que adornase el jardín, en compañía de otro caballo muy manso... El tiempo pasaba, y cuando veías a Fernando, podías siempre tranquilizar tu conciencia preguntándole por el caballo. Fernando, con infinita paciencia te describía cómo lo había visto la última vez ( que no hacía más de seis días) y te hablaba de una especie de paraíso de los caballos, por donde retozaba alegre y sano, porque además se había recuperado casi milagrosamente de sus graves lesiones. Y no tenía Fernando ningún inconveniente en exagerarlo un poco más, si había testigos, dejándote siempre en buen lugar... te quitaba un grave problema ¿ verdad ?
Porque hay que reconocer, que es un problema. Claro que hay que fingir ignorancia. ¿ Qué pasaría si alguien se dedicara a hacer un seguimiento de los caballos en donación y sus circunstancias actuales....si existen aún? Las sorpresas serían terribles y desagradables. Mejor no saberlo... o fingir que no se sabe. Pero el destino de los caballos inútiles suele ser salvo excepciones, el que todo el mundo piensa. Creo que es más humano que sea el mismo dueño quien afronte la realidad y le ahorre sufrimientos innecesarios.
Mientras tanto, sigo recordando a Fernando. Descanse en paz.
saludos
Fernando era un tratante de caballos que vivía en El Remedio ( Lieres) en Asturias, aunque "operaba" en toda España. Era muy conocido y apreciado, porque además de su trabajo de comprar y vender caballos, tenía una dimensión de función social, apreciadísima.
Fernando te evitaba enfrentarte con tu conciencia. Cuando tenías un caballo ...digamos problemático, del que debías deshacerte, llamabas a Fernando evitándote llamar a Arturo el carnicero de equino.
Fernando te compraba el caballo ... y claro, llamaba a Arturo él mismo, pero a tí te decía que lo tenía vendido a un señor de 75 u 80 años, que lo quería para que adornase el jardín, en compañía de otro caballo muy manso... El tiempo pasaba, y cuando veías a Fernando, podías siempre tranquilizar tu conciencia preguntándole por el caballo. Fernando, con infinita paciencia te describía cómo lo había visto la última vez ( que no hacía más de seis días) y te hablaba de una especie de paraíso de los caballos, por donde retozaba alegre y sano, porque además se había recuperado casi milagrosamente de sus graves lesiones. Y no tenía Fernando ningún inconveniente en exagerarlo un poco más, si había testigos, dejándote siempre en buen lugar... te quitaba un grave problema ¿ verdad ?
Porque hay que reconocer, que es un problema. Claro que hay que fingir ignorancia. ¿ Qué pasaría si alguien se dedicara a hacer un seguimiento de los caballos en donación y sus circunstancias actuales....si existen aún? Las sorpresas serían terribles y desagradables. Mejor no saberlo... o fingir que no se sabe. Pero el destino de los caballos inútiles suele ser salvo excepciones, el que todo el mundo piensa. Creo que es más humano que sea el mismo dueño quien afronte la realidad y le ahorre sufrimientos innecesarios.
Mientras tanto, sigo recordando a Fernando. Descanse en paz.
saludos