EL CUIDADO DE LOS PIES DESCALZOS
Uno de los aspectos mas olvidados en el cuidado de los caballos en libertad, es el relativo a la cura y mantenimiento de sus cascos. En la mayoría de los casos, un caballo en libertad es un caballo abandonado a su suerte, pensando que la propia naturaleza del caballo es capaz de equilibrar la relación crecimiento-desgaste de sus cascos. Esto no es así en la mayoría de los casos, debido a;
-La propia conformación de los cascos, que se demuestra insuficiente para que el caballo pueda apoyarse correctamente sobre sus pies .El caballo doméstico, a causa de la selección a que ha sido sometido a través de la historia, posee unos cascos mas finos y de peor calidad que sus congéneres salvajes. Saltan a la vista las diferencias entre un casco de un caballo de deporte y un mustang americano. Las razas domesticas han sido seleccionadas desde antiguo en base a parámetros distintos a la robustez de sus cascos, debido en parte a que los posibles problemas que pudieran presentarse se les buscaba solución o paliativo mediante el herraje.
-Las condiciones de vida del caballo domestico se alejan muchísimo de las de sus congéneres salvajes. El caballo y su casco evolucionaron en las inmensas estepas de Eurasia, en condiciones duras, que obligaban a los individuos de la manada a recorrer grandes distancias para conseguir comida y agua. En estas condiciones tan difíciles, el casco del caballo ha de mantener el equilibrio necesario para asegurar la supervivencia del individuo. El casco que se desgasta o se tuerce, acarreaba una cojera o una minusvalía al caballo, lo que indefectiblemente le pone en manos de los depredadores o, cuando menos, le merma oportunidades de reproducirse. El caballo doméstico, en especial el destinado a las prácticas deportivas, es un caballo estabulado permanentemente, sin que el hecho de disponer de algunas horas de libertad o de un estado de semilibertad pueda suponer mejora alguna en lo tocante a los cascos. Las yeguas que viven en libertad, aun disponiendo de grandes superficies para desplazarse, disponen de comida y agua suficiente que les evita recorrer grandes distancias.
-La falta de una cultura ganadera de calidad, que lleva a considerar el mantenimiento y cura de los cascos de los animales descalzos como algo obvio e innecesario, o un gasto añadido que no están dispuestos a soportar.
Debido a estos factores, nos encontramos a menudo con el hecho de que los animales que viven en libertad, presentan innumerables problemas en sus cascos y patas. En las manadas de yeguas que pastan en libertad en puertos de montaña y dehesas, podemos observar muchos de los defectos y problemas típicos de conformación. Asi, es muy corriente observar muchos cascos largos de lumbres y bajos de talones, con todas las consecuencias patológicas que de este cuadro se derivan. De mi experiencia profesional puedo extraer la conclusión de que los casos graves de cuartos, síndromes de navicular, abscesos, hormiguillos, infecciones crónicas en lumbres y síndromes de talones desgarrados son mucho mas comunes en cascos de animales que viven en libertad y por ende, descalzos, que en caballos estabulados y herrados permanentemente. Esta consecuencia, podemos achacarla al menor cuidado que se les prodiga a los cascos de los caballos que viven en libertad.
Los caballos que permanecen descalzos, lo hacen debido a diferentes causas, siendo las más comunes;
-Yeguas de vientre que viven en libertad todo el año, destinadas a la cría y que se mueven en un espacio mas o menos extenso de terreno. En la mayoría de los casos, estos animales carecen de todo cuidado hacia sus cascos, en parte por razones de manejo o simplemente económicas. Las yeguas de vientre, rara vez se las acostumbra al manejo de manos y pies, con lo que una simple operación de arreglo de cascos se ve convertida en una especie de odisea en la que se necesita atrapar al animal y sedarle fuertemente. Este aspecto económico disuade a la mayoría de los propietarios.
-Potros cerriles. Estos animales conviven con las yeguas hasta una edad en que se les separa de la manada con el fin de iniciarles en el proceso de doma y herrado. En la inmensa mayoría de los caballos, la primera vez que se les pide manejo de manos y de pies es el día en que se les va a herrar por primera vez, lo que convierte a los herradores en domadores-desbravadores de caballos. Una deficiente cultura ganadera, lleva a los propietarios a considerar el arreglo de cascos en sus potros como un gasto extraordinario en lugar de una inversión en la mejora de la calidad del producto a vender.
-Caballos en periodo de descanso. En algunas latitudes meridionales de España, es frecuente dejar a los caballos de deporte libres durante el periodo de tiempo durante el periodo estival. En zonas norteñas, mas frescas, es común que a los caballos en invierno se les deje en libertad en campos, descuidando muchas veces los necesarios cuidados en los cascos. Así, es bastante frecuente verles con cascos muy largos, con herraduras incrustadas en las barras. A menudo, una equivocada antropomorfización ,es decir, la tendencia a pensar que los caballos tienen que tener los mismos gustos y necesidades que las personas, lleva a creer que a los caballos les convienen unas vacaciones. Llevados por esta falsa creencia los propietarios liberan a sus caballos en prados y dehesas a su libre albedrío, sin considerar que un caballo estabulado y no acostumbrado a la vida natural, lo único que saca de estas pseudovacaciones son privaciones y calamidades. Los cascos de estos caballos suelen ser los grandes perdedores. A tal punto es cierto que son muchos los cascos que han necesitado una ortopedia complicada para solventar los destrozos producidos por estos “descansos en libertad”.
-Caballos que solamente son herrados de las manos. En algunos centros ecuestres se acostumbra a dejar los caballos desherrados de los pies, especialmente los dedicados a las clases de tanda, con el propósito de ahorrar dinero en el herraje de los mismos.
-Caballos que no se hierran por otras causas. Algunos ponies o caballitos de cascos fuertes y resistentes no se les hierra al no sufrir desgaste en sus cascos. En este grupo podemos incluir a los burros y a las mulas.
Aunque el caballo pueda prescindir del herraje o se le haga prescindir del herraje, no por ello se debe de prescindir del cuidado de sus cascos. Generalmente, mantener un caballo descalzo en perfectas condiciones suele ser mas complicado y costoso que mantenerlo herrado todo el año. Mantener un caballo descalzo supone una revisión periódica y un mantenimiento adecuado. A menudo, este mantenimiento ha de ser mas riguroso si cabe que el mantenimiento del caballo herrado. Conseguir buenos cascos, sanos y funcionales a la vez que permanecen descalzos requiere una atención continuada y especializada. El cuidado y mantenimiento de los cascos descalzos es interesante y fundamental por los siguientes motivos:
-Las yeguas de vientre han de ser acostumbradas al manejo de pies y manos ,de modo que faciliten la inspección periódica de sus cascos. Una yegua con los cascos revisados y arreglados es una yegua con los cascos sanos, que le permitirá desplazarse con comodidad en busca de la comida y de agua. Una yegua con cascos largos y torcidos, es una yegua sujeta a dolores crónicos y a problema en los pies, que le impedirá desplazarse y acceder a los pastos. Al igual que en las vacas, una yegua que sufre dolores crónicos en sus pies, ve mermada su capacidad de lactación y su fertilidad.
-Los potros en libertad deben de seguir un riguroso programa de mantenimiento de cascos desde su temprana edad. Con esto se consigue, además de un potro dócil al manejo de pies y manos, la posibilidad de prevenir y de corregir problemas originados por una deficiente conformación morfológica. Un potro con los cascos arreglados es un animal sano y correcto ,que permitirá en su día ser herrado sin problemas y que emprenderá su etapa de doma y trabajo con buenos cimientos.
-Los caballos en periodo vacacional o de descanso, han de ser revisados periódicamente, con el fin de conservar la integridad de sus cascos. Abandonar a su suerte los cascos herrados de un caballo domestico significa una merma muy importante en la calidad del casco y la consiguiente dificultad para recuperar ese mismo casco el dia que se precise retomar el trabajo y el entrenamiento del mismo. Un caballo con los cascos arreglados y revisados, es un caballo que además de mantener sus cascos íntegros, se beneficia de las ventajas que le ofrece una estancia en libertad.
-Los caballos de tanda que trabajan descalzos de los pies, suelen presentar graves defectos de conformación, que desaconsejan absolutamente esta práctica. Sin embargo, un mantenimiento adecuado, podría mejorar mucho su calidad de vida.
-Aunque un poni o un mulo pueden desarrollar su trabajo sin necesidad de herraduras, no por ello se les debe de negar una atención precisa a la salud de sus cascos. Frecuentemente se observan en este tipo de animales, unos cascos largos y deformados. Un arreglo adecuado de sus cascos, mantiene sus pies dentro de unos parámetros de salud normales, permitiéndoles trabajar descalzos.
El mantenimiento de los cascos de los caballos que viven descalzos es una practica tan prolija como lo pueda ser el herrado de los mismos. A menudo, se piensa que basta con recortar al casco las zonas sobresalientes o que han crecido demasiado con unas tenazas de corte y que la propia naturaleza del caballo se encargará del resto. Nada mas alejado de la realidad. Con el herrado, conseguimos que el casco crezca por igual en su contorno y que mantenga por igual todo lo crecido entre herrajes. En cambio, en el casco descalzo la materia cornea se va desgastando de manera irregular, dependiendo de parámetros como la desigual dureza de las distintas partes del casco y de la manera de pisar que tenga el caballo. Así, problemas como estevado e izquierdo se acentúan mucho, al desgastar en exceso alguna de las paredes del casco, en detrimento de la contraria, que crece y se adapta a las presiones, extendiéndose hacia fuera. Estas pequeñas diferencias en el desgaste del casco van repercutiendo negativamente en el desarrollo del casco .La conformación de la mayoría de los caballos domésticos hace que el casco se rompa primeramente por las cuartas partes y los talones, en tanto que las lumbres, mas fuertes, permanecen largas. Cuando las lumbres han llegado a una longitud extrema, se rompen de manera irregular, a veces produciendo desgarros en el tejido vivo e infecciones. Otras veces, se rompen de modo tal que inclinan el casco hacia un lado, produciendo efectos de falso izquierdo o falso estevado.
Estos desgastes irregulares en el casco de los animales descalzos provocan diferentes cuadros patológicos en el casco en particular y a nivel general en el caballo. Debido a este desgaste irregular,.que no se produce en el herrado, es por lo que debemos de vigilar y mantener los cascos descalzos con una periodicidad mas breve que si se mantuvieran herrados. Muchos caballos se hierran sin necesidad, pudiendo vivir y desempeñar su función sin herraduras en los cascos,.Al herrador compete el aconsejar a su cliente que es lo que mejor le conviene a su caballo. Pongamos por ejemplo a una yegua de cría: Es mucho mas conveniente para su salud, el arreglarle los cascos una vez cada seis semanas que herrarla cada tres meses. Y el costo económico para el dueño es casi el mismo ¡!
La técnica para un correcto arreglo de los cascos de un caballo que ha de permanecer descalzo persigue que estos cascos se semejen en lo posible a su elemento original, es decir, al casco de los caballos que vagaban salvajes por las estepas euroasiáticas desde finales del periodo Eoceno. Como apenas conocemos por los registros fósiles las características de anatomía y fisiología del pie de aquellos caballos primigenios, debemos de tomar como ejemplo los grupos de caballos que pastan libremente en las praderas de América del Norte y de Australia, estudiados por varios investigadores (Ovniceck et alii).Algunos de estos autores nos presentan en sus estudios un tipo de casco muy adaptado al medio en que viven y que mantienen una serie de rasgos comunes, que debemos de tomar como ideales, en cuanto a su éxito en la supervivencia del individuo.
El casco del caballo salvaje presenta tres características muy destacadas y comunes a todos los ejemplares estudiados, independientemente del sexo,.la edad ,la pigmentación de la tapa y de la angulación de sus paredes. Estas características son:
-Una ranilla sana, prominente y funcional, que apoya francamente en el suelo y que colabora en el apoyo del casco.
-Una palma delgada y limpia de escamas corneas y tejido muerto. La superficie de la misma cede a la presión de una uña humana sin que el caballo presente dolor.
-Una tapa redondeada en todo su espesor siendo este redondeo o incurvación mas prominente desde el punto mas ancho del casco hacia la lumbre, en donde alcanza su mayor elevación.
Así pues, en la preparación del casco destinado a proseguir descalzo, debemos de buscar las acciones que mas le aproximen a este aspecto ideal del casco del caballo. Básicamente, la técnica del rebajado, coincide con la misma utilizada para herrar al caballo:
-Aplomado medio lateral y dorsoplantar del casco, tal y como si fuésemos a aplicar una herradura. Con la legra o con la cuchilla limpiaremos la palma de toda materia cornea muerta y susceptible de desprenderse o almacenar suciedad. Asimismo ,regularizamos los bordes de la ranilla que estén torcidos o deshilachados, procurando mantener su integridad en lo posible. Con el pie del caballo apoyado en el trepié o en nuestra rodilla, regularizamos su tapa, eliminando las extensiones y acampanamientos.
-Una vez aplomado el casco, procedemos a cortar la tapa en forma de chaflán o bisel a partir del punto mas ancho del casco hacia las lumbres, dotando al casco de la misma incurvatura o rolling que practicaríamos en una herradura. A partir del punto mas ancho del casco iremos aumentando la anchura y la profundidad de la tapa eliminada, de modo que empecemos de cero y terminemos en las lumbres con la tapa eliminada por completo y elevada en la misma medida que su grosor. Algunos métodos alternativos al herraje, propugnan un ángulo ideal para este corte (45º).Los herradores tradicionales adecuamos el grado de incurvatura a la conformación del casco. Así, en cascos bien conformados, la curvatura será discreta, en tanto que en cascos alargados, con forma de mula o con ensanchamientos de la línea blanca, el grado de inclinación ha de ser mayor, llegando incluso a eliminar mas allá de la anchura de la propia tapa. A continuación se redondean todas las superficies realizadas en el borde de la tapa, mediante la escofina, de modo que la misma realice un redondeado continuo y suave desde el talón a la lumbre.
El casco del caballo, dejado así seguirá creciendo y desgastándose de acuerdo a su conformación y a la biomecánica particular del individuo. Dependiendo de estos parámetros y de otros tales como la dureza del terreno, este crecimiento será eliminado de manera irregular, por lo que se debe de retocar el casco a intervalos lo mas breve posibles. Un retoque o arreglo cada seis u ocho semanas seria un periodo aceptable, dependiendo de la disponibilidad del propietario y del herrador. Podemos comparar el arreglo del casco de los caballos con el corte de cabello de las personas. Si vamos todas las semanas a la peluquería, luciremos un corte de cabello impecable ¡!
Invertir tiempo y dedicación en el arreglo de los cascos de nuestros animales es invertir en la salud de los mismos. La crianza del caballo, desde la concepción a la madurez, pasa por diversas etapas de su vida, de las que algunas o todas, tiene que vivirlas descalzo. Durante estas etapas, mantener los pies de nuestros caballos en perfecto estado de salud y de funcionalidad, es tarea que compete conjuntamente a los herradores, veterinarios y a los propietarios. Así, el producto final, será un animal dispuesto a regalarnos todo tipo de satisfacciones.

Uno de los aspectos mas olvidados en el cuidado de los caballos en libertad, es el relativo a la cura y mantenimiento de sus cascos. En la mayoría de los casos, un caballo en libertad es un caballo abandonado a su suerte, pensando que la propia naturaleza del caballo es capaz de equilibrar la relación crecimiento-desgaste de sus cascos. Esto no es así en la mayoría de los casos, debido a;
-La propia conformación de los cascos, que se demuestra insuficiente para que el caballo pueda apoyarse correctamente sobre sus pies .El caballo doméstico, a causa de la selección a que ha sido sometido a través de la historia, posee unos cascos mas finos y de peor calidad que sus congéneres salvajes. Saltan a la vista las diferencias entre un casco de un caballo de deporte y un mustang americano. Las razas domesticas han sido seleccionadas desde antiguo en base a parámetros distintos a la robustez de sus cascos, debido en parte a que los posibles problemas que pudieran presentarse se les buscaba solución o paliativo mediante el herraje.
-Las condiciones de vida del caballo domestico se alejan muchísimo de las de sus congéneres salvajes. El caballo y su casco evolucionaron en las inmensas estepas de Eurasia, en condiciones duras, que obligaban a los individuos de la manada a recorrer grandes distancias para conseguir comida y agua. En estas condiciones tan difíciles, el casco del caballo ha de mantener el equilibrio necesario para asegurar la supervivencia del individuo. El casco que se desgasta o se tuerce, acarreaba una cojera o una minusvalía al caballo, lo que indefectiblemente le pone en manos de los depredadores o, cuando menos, le merma oportunidades de reproducirse. El caballo doméstico, en especial el destinado a las prácticas deportivas, es un caballo estabulado permanentemente, sin que el hecho de disponer de algunas horas de libertad o de un estado de semilibertad pueda suponer mejora alguna en lo tocante a los cascos. Las yeguas que viven en libertad, aun disponiendo de grandes superficies para desplazarse, disponen de comida y agua suficiente que les evita recorrer grandes distancias.
-La falta de una cultura ganadera de calidad, que lleva a considerar el mantenimiento y cura de los cascos de los animales descalzos como algo obvio e innecesario, o un gasto añadido que no están dispuestos a soportar.
Debido a estos factores, nos encontramos a menudo con el hecho de que los animales que viven en libertad, presentan innumerables problemas en sus cascos y patas. En las manadas de yeguas que pastan en libertad en puertos de montaña y dehesas, podemos observar muchos de los defectos y problemas típicos de conformación. Asi, es muy corriente observar muchos cascos largos de lumbres y bajos de talones, con todas las consecuencias patológicas que de este cuadro se derivan. De mi experiencia profesional puedo extraer la conclusión de que los casos graves de cuartos, síndromes de navicular, abscesos, hormiguillos, infecciones crónicas en lumbres y síndromes de talones desgarrados son mucho mas comunes en cascos de animales que viven en libertad y por ende, descalzos, que en caballos estabulados y herrados permanentemente. Esta consecuencia, podemos achacarla al menor cuidado que se les prodiga a los cascos de los caballos que viven en libertad.
Los caballos que permanecen descalzos, lo hacen debido a diferentes causas, siendo las más comunes;
-Yeguas de vientre que viven en libertad todo el año, destinadas a la cría y que se mueven en un espacio mas o menos extenso de terreno. En la mayoría de los casos, estos animales carecen de todo cuidado hacia sus cascos, en parte por razones de manejo o simplemente económicas. Las yeguas de vientre, rara vez se las acostumbra al manejo de manos y pies, con lo que una simple operación de arreglo de cascos se ve convertida en una especie de odisea en la que se necesita atrapar al animal y sedarle fuertemente. Este aspecto económico disuade a la mayoría de los propietarios.
-Potros cerriles. Estos animales conviven con las yeguas hasta una edad en que se les separa de la manada con el fin de iniciarles en el proceso de doma y herrado. En la inmensa mayoría de los caballos, la primera vez que se les pide manejo de manos y de pies es el día en que se les va a herrar por primera vez, lo que convierte a los herradores en domadores-desbravadores de caballos. Una deficiente cultura ganadera, lleva a los propietarios a considerar el arreglo de cascos en sus potros como un gasto extraordinario en lugar de una inversión en la mejora de la calidad del producto a vender.
-Caballos en periodo de descanso. En algunas latitudes meridionales de España, es frecuente dejar a los caballos de deporte libres durante el periodo de tiempo durante el periodo estival. En zonas norteñas, mas frescas, es común que a los caballos en invierno se les deje en libertad en campos, descuidando muchas veces los necesarios cuidados en los cascos. Así, es bastante frecuente verles con cascos muy largos, con herraduras incrustadas en las barras. A menudo, una equivocada antropomorfización ,es decir, la tendencia a pensar que los caballos tienen que tener los mismos gustos y necesidades que las personas, lleva a creer que a los caballos les convienen unas vacaciones. Llevados por esta falsa creencia los propietarios liberan a sus caballos en prados y dehesas a su libre albedrío, sin considerar que un caballo estabulado y no acostumbrado a la vida natural, lo único que saca de estas pseudovacaciones son privaciones y calamidades. Los cascos de estos caballos suelen ser los grandes perdedores. A tal punto es cierto que son muchos los cascos que han necesitado una ortopedia complicada para solventar los destrozos producidos por estos “descansos en libertad”.
-Caballos que solamente son herrados de las manos. En algunos centros ecuestres se acostumbra a dejar los caballos desherrados de los pies, especialmente los dedicados a las clases de tanda, con el propósito de ahorrar dinero en el herraje de los mismos.
-Caballos que no se hierran por otras causas. Algunos ponies o caballitos de cascos fuertes y resistentes no se les hierra al no sufrir desgaste en sus cascos. En este grupo podemos incluir a los burros y a las mulas.

Aunque el caballo pueda prescindir del herraje o se le haga prescindir del herraje, no por ello se debe de prescindir del cuidado de sus cascos. Generalmente, mantener un caballo descalzo en perfectas condiciones suele ser mas complicado y costoso que mantenerlo herrado todo el año. Mantener un caballo descalzo supone una revisión periódica y un mantenimiento adecuado. A menudo, este mantenimiento ha de ser mas riguroso si cabe que el mantenimiento del caballo herrado. Conseguir buenos cascos, sanos y funcionales a la vez que permanecen descalzos requiere una atención continuada y especializada. El cuidado y mantenimiento de los cascos descalzos es interesante y fundamental por los siguientes motivos:
-Las yeguas de vientre han de ser acostumbradas al manejo de pies y manos ,de modo que faciliten la inspección periódica de sus cascos. Una yegua con los cascos revisados y arreglados es una yegua con los cascos sanos, que le permitirá desplazarse con comodidad en busca de la comida y de agua. Una yegua con cascos largos y torcidos, es una yegua sujeta a dolores crónicos y a problema en los pies, que le impedirá desplazarse y acceder a los pastos. Al igual que en las vacas, una yegua que sufre dolores crónicos en sus pies, ve mermada su capacidad de lactación y su fertilidad.
-Los potros en libertad deben de seguir un riguroso programa de mantenimiento de cascos desde su temprana edad. Con esto se consigue, además de un potro dócil al manejo de pies y manos, la posibilidad de prevenir y de corregir problemas originados por una deficiente conformación morfológica. Un potro con los cascos arreglados es un animal sano y correcto ,que permitirá en su día ser herrado sin problemas y que emprenderá su etapa de doma y trabajo con buenos cimientos.
-Los caballos en periodo vacacional o de descanso, han de ser revisados periódicamente, con el fin de conservar la integridad de sus cascos. Abandonar a su suerte los cascos herrados de un caballo domestico significa una merma muy importante en la calidad del casco y la consiguiente dificultad para recuperar ese mismo casco el dia que se precise retomar el trabajo y el entrenamiento del mismo. Un caballo con los cascos arreglados y revisados, es un caballo que además de mantener sus cascos íntegros, se beneficia de las ventajas que le ofrece una estancia en libertad.
-Los caballos de tanda que trabajan descalzos de los pies, suelen presentar graves defectos de conformación, que desaconsejan absolutamente esta práctica. Sin embargo, un mantenimiento adecuado, podría mejorar mucho su calidad de vida.
-Aunque un poni o un mulo pueden desarrollar su trabajo sin necesidad de herraduras, no por ello se les debe de negar una atención precisa a la salud de sus cascos. Frecuentemente se observan en este tipo de animales, unos cascos largos y deformados. Un arreglo adecuado de sus cascos, mantiene sus pies dentro de unos parámetros de salud normales, permitiéndoles trabajar descalzos.
El mantenimiento de los cascos de los caballos que viven descalzos es una practica tan prolija como lo pueda ser el herrado de los mismos. A menudo, se piensa que basta con recortar al casco las zonas sobresalientes o que han crecido demasiado con unas tenazas de corte y que la propia naturaleza del caballo se encargará del resto. Nada mas alejado de la realidad. Con el herrado, conseguimos que el casco crezca por igual en su contorno y que mantenga por igual todo lo crecido entre herrajes. En cambio, en el casco descalzo la materia cornea se va desgastando de manera irregular, dependiendo de parámetros como la desigual dureza de las distintas partes del casco y de la manera de pisar que tenga el caballo. Así, problemas como estevado e izquierdo se acentúan mucho, al desgastar en exceso alguna de las paredes del casco, en detrimento de la contraria, que crece y se adapta a las presiones, extendiéndose hacia fuera. Estas pequeñas diferencias en el desgaste del casco van repercutiendo negativamente en el desarrollo del casco .La conformación de la mayoría de los caballos domésticos hace que el casco se rompa primeramente por las cuartas partes y los talones, en tanto que las lumbres, mas fuertes, permanecen largas. Cuando las lumbres han llegado a una longitud extrema, se rompen de manera irregular, a veces produciendo desgarros en el tejido vivo e infecciones. Otras veces, se rompen de modo tal que inclinan el casco hacia un lado, produciendo efectos de falso izquierdo o falso estevado.
Estos desgastes irregulares en el casco de los animales descalzos provocan diferentes cuadros patológicos en el casco en particular y a nivel general en el caballo. Debido a este desgaste irregular,.que no se produce en el herrado, es por lo que debemos de vigilar y mantener los cascos descalzos con una periodicidad mas breve que si se mantuvieran herrados. Muchos caballos se hierran sin necesidad, pudiendo vivir y desempeñar su función sin herraduras en los cascos,.Al herrador compete el aconsejar a su cliente que es lo que mejor le conviene a su caballo. Pongamos por ejemplo a una yegua de cría: Es mucho mas conveniente para su salud, el arreglarle los cascos una vez cada seis semanas que herrarla cada tres meses. Y el costo económico para el dueño es casi el mismo ¡!

La técnica para un correcto arreglo de los cascos de un caballo que ha de permanecer descalzo persigue que estos cascos se semejen en lo posible a su elemento original, es decir, al casco de los caballos que vagaban salvajes por las estepas euroasiáticas desde finales del periodo Eoceno. Como apenas conocemos por los registros fósiles las características de anatomía y fisiología del pie de aquellos caballos primigenios, debemos de tomar como ejemplo los grupos de caballos que pastan libremente en las praderas de América del Norte y de Australia, estudiados por varios investigadores (Ovniceck et alii).Algunos de estos autores nos presentan en sus estudios un tipo de casco muy adaptado al medio en que viven y que mantienen una serie de rasgos comunes, que debemos de tomar como ideales, en cuanto a su éxito en la supervivencia del individuo.
El casco del caballo salvaje presenta tres características muy destacadas y comunes a todos los ejemplares estudiados, independientemente del sexo,.la edad ,la pigmentación de la tapa y de la angulación de sus paredes. Estas características son:
-Una ranilla sana, prominente y funcional, que apoya francamente en el suelo y que colabora en el apoyo del casco.
-Una palma delgada y limpia de escamas corneas y tejido muerto. La superficie de la misma cede a la presión de una uña humana sin que el caballo presente dolor.
-Una tapa redondeada en todo su espesor siendo este redondeo o incurvación mas prominente desde el punto mas ancho del casco hacia la lumbre, en donde alcanza su mayor elevación.
Así pues, en la preparación del casco destinado a proseguir descalzo, debemos de buscar las acciones que mas le aproximen a este aspecto ideal del casco del caballo. Básicamente, la técnica del rebajado, coincide con la misma utilizada para herrar al caballo:
-Aplomado medio lateral y dorsoplantar del casco, tal y como si fuésemos a aplicar una herradura. Con la legra o con la cuchilla limpiaremos la palma de toda materia cornea muerta y susceptible de desprenderse o almacenar suciedad. Asimismo ,regularizamos los bordes de la ranilla que estén torcidos o deshilachados, procurando mantener su integridad en lo posible. Con el pie del caballo apoyado en el trepié o en nuestra rodilla, regularizamos su tapa, eliminando las extensiones y acampanamientos.
-Una vez aplomado el casco, procedemos a cortar la tapa en forma de chaflán o bisel a partir del punto mas ancho del casco hacia las lumbres, dotando al casco de la misma incurvatura o rolling que practicaríamos en una herradura. A partir del punto mas ancho del casco iremos aumentando la anchura y la profundidad de la tapa eliminada, de modo que empecemos de cero y terminemos en las lumbres con la tapa eliminada por completo y elevada en la misma medida que su grosor. Algunos métodos alternativos al herraje, propugnan un ángulo ideal para este corte (45º).Los herradores tradicionales adecuamos el grado de incurvatura a la conformación del casco. Así, en cascos bien conformados, la curvatura será discreta, en tanto que en cascos alargados, con forma de mula o con ensanchamientos de la línea blanca, el grado de inclinación ha de ser mayor, llegando incluso a eliminar mas allá de la anchura de la propia tapa. A continuación se redondean todas las superficies realizadas en el borde de la tapa, mediante la escofina, de modo que la misma realice un redondeado continuo y suave desde el talón a la lumbre.

El casco del caballo, dejado así seguirá creciendo y desgastándose de acuerdo a su conformación y a la biomecánica particular del individuo. Dependiendo de estos parámetros y de otros tales como la dureza del terreno, este crecimiento será eliminado de manera irregular, por lo que se debe de retocar el casco a intervalos lo mas breve posibles. Un retoque o arreglo cada seis u ocho semanas seria un periodo aceptable, dependiendo de la disponibilidad del propietario y del herrador. Podemos comparar el arreglo del casco de los caballos con el corte de cabello de las personas. Si vamos todas las semanas a la peluquería, luciremos un corte de cabello impecable ¡!
Invertir tiempo y dedicación en el arreglo de los cascos de nuestros animales es invertir en la salud de los mismos. La crianza del caballo, desde la concepción a la madurez, pasa por diversas etapas de su vida, de las que algunas o todas, tiene que vivirlas descalzo. Durante estas etapas, mantener los pies de nuestros caballos en perfecto estado de salud y de funcionalidad, es tarea que compete conjuntamente a los herradores, veterinarios y a los propietarios. Así, el producto final, será un animal dispuesto a regalarnos todo tipo de satisfacciones.