Hola a todos. ¡¡OS ASEGURO QUE SI!!
Os lo voy a contar y se admiten todo tipo de mofas y cachondeo (que por otro lado, siempre viene bien).
Como algunos sabeis, hemos estado mi yegua y yo (bueno y la familia...) de vacaciones en La Antilla, Lepe (el pueblo nada tiene que ver...).
Pues bien, estuvimos hablando de los paseitos por la playa, el atlántico, el amanecer, la cervecita de medio camino, y todo maravilloso (Marywell, os estuve esperando).
La cosa, como os digo, perfecta, hasta que.... la yegua atraviesa las dunas de acceso a la playa, todo bien (despallejándose las orejas con el mosquero...), y cuando atravesamos la última duna y vemos la playa ¡OH SORPRESA! la yagua (Tormenta) se empieza a poner nerviosa, a relinchar, retrotada, galopito corto, en fin, todos sabeis lo que es un caballo asustado.
Pasan unos minutos, los demás caballos, que están acostumbrados a dar paseitos por la playa, tan tranquilos, metiendo los cascos en el agua, como diciendo ¿qué le pasa a ésta?, y por fin se tranquiliza y proseguimos nuestro paseo. La yegua veía la espumita del final de la ola, y se le salían los ojos de las órbitas.
En ese momento, pensé: ¡Bueno, esto está controlado"! (salvo la jodida espumita, claro)
¡¡NADA MÁS LEJOS DE LA REALIDAD!!
Aquello estaba controlado, mientras ívamos por la parte seca de la playa, hasta que a la vuelta, decidí ir poquito a poquito metiendo a "Tormen" en el inmenso mar.
¡¡ERA EL PRINCIPIO DE LO QUE VA A SER PARTE DEL CACHONDEO!!
Imaginaros, todo bonito, un ratito a galope, un poquito de paso, ¡Perfecto!
Total, imaginaros, el rompeolas a mi izquierda, la ola rompía y llagaba como a 10 metros, sin volver al rompeolas, sino que se quedaba en la orilla y con un par de dedos de agua, que yo aprovechaba para acostumbrar a "Tormen" al mar.
Cuando llevamos unos 5 minutos en nuestra preciosa incursión en el inmenso mar, ¡¡HORROR!!, una de las olas, en vez de quedarse en la orilla y quedarse quietecita la muy..., se vuelve hacia el rompeolas, con la dichosa ESPUMITA BLANCA, la yegua mira a su derecha y se percata, y no tiene más que pensar (Digo yo), "COÑO, LA ESPUMITA ME CORTA LOS CASCOS", y coge y se tira de cabeza(perfectamente, por supuesto, eso no lo vamos a negar), de cabeza al mar.
La hija P.., me lo podía haber dicho antes, y si tenía ganas de bañarse, me bajo y le preparo una toallita.
Se tira de cabeza conmigo encima, con la mala suerte que había un escalón donde nos quedamos sin hacer pie. Debajo mía no había yegua, sólo una tensión debajo que no os podeis ni imaginar.
Cuatro patas de una anglo-árabe intentando salir de aquel suplicio. A los pocos segundos, le veo por fin la cabeza, pero parecía que ívamos a Marruecos a "pillar no se qué", y tirándole de la rienda, la pongo en dirección a la orilla. Estábamos como a 15 metros de la misma, y a mi me parecía un kilómetro.
No estaba muy nervioso, sólo pensé:"como me salga de la montura y me coja cualquiera de las patas ¡me mata!".
Desde la orilla, mis compañeros de ruta, muy queridos por mi, los muy cabro..., queridos cabro..es, decían cosas como las que espero que digais vosotros pero... ¡Tráeme un kilito de hach..!, yo le hago el boca a boca (a mi claro), si quieres lavarla métela en un lavadero de coches, aunque te cueste un euro...otra decía agárrate cariño, que quieres ¿Cambiar de movil y no tenías otra escusa?
Total, yo allí, intentando salvar el pellejo y ésta gente con las mentes más rápidas de la tierra. Para el cachondeíto, "of course".
Salimos de allí y la yegua se quedó inmovil, con las orejas para detrás, respirando la pobre, porque eso de bucear es para los buzos.
Una me dijo: "¡Métela otra vez, que se le quita el miedo al agua!"
¡¡No te jode!! para meterme otra vez estaba yo (Y "Tormen" claro).
Llegamos al barecito de pescadores, donde tomamos la cervecita de medio camino, y nos estaba esperando el dueño de la cuadra donde la dejo, un Alemán muy cachondo y muy amigo mio, con una toalla y una sonrisa de oreja a oreja.
Lo habían llamado a mis espaldas, y allí estaba el muy mam..., sonriéndose hasta que me dió la toalla, ya que una vez que me la dió, las carcajadas se oían a 10 Km.
Los invité a unas cañas, por haberles hecho pasar un rato tan malo (hacía años que no se reían tanto) y nos fuímos de vuelta a la cuadra.
Al día siguiente, por la mañana, cuando me dirijo al box a revisar a "Tormen", me encuentro colgado de la puerta un gran flotador amarillo. "¡MAMONES!"
Después de toda esta historia, que espero que os haya hecho pasar un buen rato, os puedo asegurar que................................................
LOS CABALLOS SABEN NADAR
Saludos.
Os lo voy a contar y se admiten todo tipo de mofas y cachondeo (que por otro lado, siempre viene bien).
Como algunos sabeis, hemos estado mi yegua y yo (bueno y la familia...) de vacaciones en La Antilla, Lepe (el pueblo nada tiene que ver...).
Pues bien, estuvimos hablando de los paseitos por la playa, el atlántico, el amanecer, la cervecita de medio camino, y todo maravilloso (Marywell, os estuve esperando).
La cosa, como os digo, perfecta, hasta que.... la yegua atraviesa las dunas de acceso a la playa, todo bien (despallejándose las orejas con el mosquero...), y cuando atravesamos la última duna y vemos la playa ¡OH SORPRESA! la yagua (Tormenta) se empieza a poner nerviosa, a relinchar, retrotada, galopito corto, en fin, todos sabeis lo que es un caballo asustado.
Pasan unos minutos, los demás caballos, que están acostumbrados a dar paseitos por la playa, tan tranquilos, metiendo los cascos en el agua, como diciendo ¿qué le pasa a ésta?, y por fin se tranquiliza y proseguimos nuestro paseo. La yegua veía la espumita del final de la ola, y se le salían los ojos de las órbitas.
En ese momento, pensé: ¡Bueno, esto está controlado"! (salvo la jodida espumita, claro)
¡¡NADA MÁS LEJOS DE LA REALIDAD!!
Aquello estaba controlado, mientras ívamos por la parte seca de la playa, hasta que a la vuelta, decidí ir poquito a poquito metiendo a "Tormen" en el inmenso mar.
¡¡ERA EL PRINCIPIO DE LO QUE VA A SER PARTE DEL CACHONDEO!!
Imaginaros, todo bonito, un ratito a galope, un poquito de paso, ¡Perfecto!
Total, imaginaros, el rompeolas a mi izquierda, la ola rompía y llagaba como a 10 metros, sin volver al rompeolas, sino que se quedaba en la orilla y con un par de dedos de agua, que yo aprovechaba para acostumbrar a "Tormen" al mar.
Cuando llevamos unos 5 minutos en nuestra preciosa incursión en el inmenso mar, ¡¡HORROR!!, una de las olas, en vez de quedarse en la orilla y quedarse quietecita la muy..., se vuelve hacia el rompeolas, con la dichosa ESPUMITA BLANCA, la yegua mira a su derecha y se percata, y no tiene más que pensar (Digo yo), "COÑO, LA ESPUMITA ME CORTA LOS CASCOS", y coge y se tira de cabeza(perfectamente, por supuesto, eso no lo vamos a negar), de cabeza al mar.
La hija P.., me lo podía haber dicho antes, y si tenía ganas de bañarse, me bajo y le preparo una toallita.
Se tira de cabeza conmigo encima, con la mala suerte que había un escalón donde nos quedamos sin hacer pie. Debajo mía no había yegua, sólo una tensión debajo que no os podeis ni imaginar.
Cuatro patas de una anglo-árabe intentando salir de aquel suplicio. A los pocos segundos, le veo por fin la cabeza, pero parecía que ívamos a Marruecos a "pillar no se qué", y tirándole de la rienda, la pongo en dirección a la orilla. Estábamos como a 15 metros de la misma, y a mi me parecía un kilómetro.
No estaba muy nervioso, sólo pensé:"como me salga de la montura y me coja cualquiera de las patas ¡me mata!".
Desde la orilla, mis compañeros de ruta, muy queridos por mi, los muy cabro..., queridos cabro..es, decían cosas como las que espero que digais vosotros pero... ¡Tráeme un kilito de hach..!, yo le hago el boca a boca (a mi claro), si quieres lavarla métela en un lavadero de coches, aunque te cueste un euro...otra decía agárrate cariño, que quieres ¿Cambiar de movil y no tenías otra escusa?
Total, yo allí, intentando salvar el pellejo y ésta gente con las mentes más rápidas de la tierra. Para el cachondeíto, "of course".
Salimos de allí y la yegua se quedó inmovil, con las orejas para detrás, respirando la pobre, porque eso de bucear es para los buzos.
Una me dijo: "¡Métela otra vez, que se le quita el miedo al agua!"
¡¡No te jode!! para meterme otra vez estaba yo (Y "Tormen" claro).
Llegamos al barecito de pescadores, donde tomamos la cervecita de medio camino, y nos estaba esperando el dueño de la cuadra donde la dejo, un Alemán muy cachondo y muy amigo mio, con una toalla y una sonrisa de oreja a oreja.
Lo habían llamado a mis espaldas, y allí estaba el muy mam..., sonriéndose hasta que me dió la toalla, ya que una vez que me la dió, las carcajadas se oían a 10 Km.
Los invité a unas cañas, por haberles hecho pasar un rato tan malo (hacía años que no se reían tanto) y nos fuímos de vuelta a la cuadra.
Al día siguiente, por la mañana, cuando me dirijo al box a revisar a "Tormen", me encuentro colgado de la puerta un gran flotador amarillo. "¡MAMONES!"
Después de toda esta historia, que espero que os haya hecho pasar un buen rato, os puedo asegurar que................................................
LOS CABALLOS SABEN NADAR
Saludos.