Buenas tardes!
No he podido resistirme a escribir una publicación sobre lo que lleva siendo un quebradero de cabeza desde ppios de año...
En enero, me llamó un amigo mío para preguntarme si me interesaba dar unas clases de iniciación a un conocido suyo, puesto que yo doy clases tanto de iniciación como de nivel avanzado, puesto que iba a traer un caballo en pupilaje nuevo a su finca y como no tenía mucha idea de montar quería que yo fuera a darle clases. (Tengo el Técnico Deportivo, licencias y seguros en orden).
Nuestro asombro empieza cuando este chico, después de haber pedido consejos a mi amigo sobre qué caballo comprar y éste haberle dicho que lo mejor para iniciarse es un caballo experto y frío, decide ir a ver caballos por su cuenta; pero buscaba algo específico. Buscaba potros de 3 y 4 años, por eso de que es muy bonito aprender a la vez que tu caballo. Una vez visto los caballos, decide comprarse un potro de 4 años; lo lleva a la finca y me llaman para que vaya a montarlo y ver cómo es.
Una vez allí, le digo al propietario que lo coja del paddock en el que está suelto y me dice que no, que mejor lo coja yo... Tonta de mí que pensé que era para que yo le fuera conociendo. Cuando le dejo atado (en una pita, por supuesto), le digo a su dueño que le vaya cepillando y me vuelve a decir que no, que prefiere ver cómo lo hago yo. Algo me huele mal. Ya me di cuenta de que el chico tenía tanto miedo a los caballos en general que no era capaz ni de agarrarlo del ramal. Una vez cepillado, voy a intentar cogerle las manos y los pies, sobre todo para asegurarme de que el caballo estaba domado y montado; y cómo no... El caballo no era capaz de darme un pie sin intentar volarme la cabeza.
Ahí ya fue cuando me alejé dos pasos hacia atrás y miré al potro, delgado, con pelo feo de invierno (Digo feo, porque los caballos bien comidos y cuidados no tienen porque tener ese pelo), unos aplomos horribles, y con pinta de llevar castrado muy, pero que muy poco. Le pregunté que hace cuándo lo habían castrado y me dijo que hacía un año, que se lo había dicho el ex propietario. Le pregunté que si tenía libro; y me dijo que no. No es que no tuviera libro, es que no tenía libro, ni microchip y por supuesto no había olido una vacuna, ni ninguna desparasitación.
Mi instinto me decía que había que empezar desde cero, o desde menos 5... Lo primero a enseñar al dueño a tener a su caballo de forma "legal", con su microchip, su carta o libro... etc. Cuando fui a ponerle la montura me dijo que estaba buscando una silla vaquera, pero que eran muy caras y que de momento usaríamos una inglesa; a lo que le contesté que yo no era partidaria de darle clase con vaquera, que una vez que ya supiera montar que hiciera lo que quisiera. Después de poner la montura al caballo, me trae la cabezada (Como era de esperar, él no sabía ni lo que era una cabezada, y menos saber ponerla... ) y junto a la cabezada un Pelham. Excelente, para mí montar o "desbravar" a un potro con pelham no es que me haga mucha gracia, pero visto el panorama creo que me tenía que ajustar a lo que había.
Bajé al caballo a la pista y la verdad es que me llevé una sorpresa, el caballo aunque no sabía ir recto no tuvo ningún mal gesto. Pero claro, todos los que sabemos un mínimo de potros, sabemos que éstos pasan por diferentes fases... Primero todos son muy buenos, pero luego cuando cogen fuera y confianza y descubren que el de arriba es de quita y pon, la historia cambia. Aquí no tenía porque ser diferente, puesto que se veía que el caballo estaba mal alimentado, y le faltaban muuuchos kilos encima.
Después de casi un mes de montas, le digo a su propietario que si quiere subirse. Me dice que no, a lo que le contesto que confíe en mí. Acaba subiéndose, pero no fuimos capaz de dar más de 3 vueltas a la cuerda al paso del miedo que tenía. .
En un ppio, cuando le pregunté que si sabía montar me contestó que sí, que incluso galopaba. Pero claro, en una silla vaquera. Así que no sólo tuve que comenzar de cero con el potro, sino también con él. Poco a poco fui consiguiendo que ampliara los círculos, que pusiera la espalda recta, que los estribos fueran en la parte más ancha del pie y no en el talón..
Cuando el caballo fue cogiendo fuerza cada vez se me hacía más cuesta arriba, necesitaba que el de arriba confiara en el que llevaba debajo para seguir avanzando y llegar a trotar suelto algún día, pero el potro me ponía cada vez las cosas más difíciles. Llegados al punto en el que ya le podía ir exigiendo más al potro, éste se me defendía, se ponía de manos, se paraba en seco, me estrellaba contra la valla.. Un caos. Tenía que conseguir que en menos de media hora el potro se centrara para que su dueño pudiera subirse el resto de la clase.
3 meses después estaba más o menos centrado, pero cuando pasaban yeguas se volvía loco... Le dije que volviera a preguntar que hacía cuanto estaba castrado, y como era de suponer el exdueño le dijo que hacía 2 meses o 3 que le castró. Para salir de dudas le hizo un análsis de testosterona (casi 200 euros) y dio en el límite. Es decir, el caballo era así. Cada vez tenía peor carácter, protestaba con el hierro, me lanzaba patadas cuando le metía la pierna... Le dije que le hiciera la boca porque podía tener molestias. Una vez hecha noté algo de mejoría, pero poco.
A las semanas de estar trabajándolo, pensé en que ya era hora de sacarlo al campo y la verdad es que fue de maravilla. Me lo llevé un pa de veces y no hizo ni un mal gesto. El propietario se decidió a montarlo y llevarlo al campo supervisado por mí desde otro caballo y... Fue el caos más absoluto. Me tuve que subir yo a medio camino y evitar que el caballo se pegara más sustos. Al siguiente día de querer sacarlo el potro ya estaba querencioso perdido, no quería ni doblar la esquina de la finca para ir al campo.. De nuevo a empezar de cero.
A la siguiente monta, le vi que marcaba un poco de una mano y decidimos pararlo una semana sin antiinflamatorios ni nada. El caballo no mejoró, le dejamos otra semana más y estaba igual. LLamamos al veterinario y ¿cuál fue la sorpresa?. El caballo tiene Osteocondrosis en el hombro izquierdo.
¿Y ahora? Un caballo de 4 años, el cual el veterinario no apuesta mucho por él. Eso no podrá ir a mejor a no ser que te metas en operaciones, pero entonces ya te gastarías más en veterinarios que en el propio caballo. EL tratamiento con condroprotectores es muy caro, y el herraje tiene que ser especial. El propietario no ha disfrutado del caballo todavía, pero éste ya está lesionado de por vida... Suena mal, muy mal.
Ahora la que tiene que buscar una solución al problema soy yo, pero claro, el caballo cojo no se puede vender y menos engañar a nadie. Tampoco puede mantener a dos caballos a la vez, y tampoco quiere cambiarlo por otro porque le ha cogido mucho cariño.. Después de haber gastado dinero en hacerle la boca, herrarle, veterinario, clases, montas, pupilaje, el precio del caballo que no fue barato... Una solución fue llamar al señor que se lo vendió, diciéndole que se lo devolvía, puesto que era una lesión que ya tenía y obviamente se negó, como es normal.
Después de este caos, me he dado cuenta de que poca gente escucha de quienes saben y les aconsejan, y que cuando se equivocan nos toca a los demás hacernos responsables del desastre... Una pena, porque es una bonita afición; pero empezar con este mal pie es de tener MUY MALA SUERTE.
Siento la parrafada, pero tenía la necesidad de contarlo...
Ojalá tomemos una decisión pronto, y sepamos qué hacer con el potro.
Saludos!
No he podido resistirme a escribir una publicación sobre lo que lleva siendo un quebradero de cabeza desde ppios de año...
En enero, me llamó un amigo mío para preguntarme si me interesaba dar unas clases de iniciación a un conocido suyo, puesto que yo doy clases tanto de iniciación como de nivel avanzado, puesto que iba a traer un caballo en pupilaje nuevo a su finca y como no tenía mucha idea de montar quería que yo fuera a darle clases. (Tengo el Técnico Deportivo, licencias y seguros en orden).
Nuestro asombro empieza cuando este chico, después de haber pedido consejos a mi amigo sobre qué caballo comprar y éste haberle dicho que lo mejor para iniciarse es un caballo experto y frío, decide ir a ver caballos por su cuenta; pero buscaba algo específico. Buscaba potros de 3 y 4 años, por eso de que es muy bonito aprender a la vez que tu caballo. Una vez visto los caballos, decide comprarse un potro de 4 años; lo lleva a la finca y me llaman para que vaya a montarlo y ver cómo es.
Una vez allí, le digo al propietario que lo coja del paddock en el que está suelto y me dice que no, que mejor lo coja yo... Tonta de mí que pensé que era para que yo le fuera conociendo. Cuando le dejo atado (en una pita, por supuesto), le digo a su dueño que le vaya cepillando y me vuelve a decir que no, que prefiere ver cómo lo hago yo. Algo me huele mal. Ya me di cuenta de que el chico tenía tanto miedo a los caballos en general que no era capaz ni de agarrarlo del ramal. Una vez cepillado, voy a intentar cogerle las manos y los pies, sobre todo para asegurarme de que el caballo estaba domado y montado; y cómo no... El caballo no era capaz de darme un pie sin intentar volarme la cabeza.
Ahí ya fue cuando me alejé dos pasos hacia atrás y miré al potro, delgado, con pelo feo de invierno (Digo feo, porque los caballos bien comidos y cuidados no tienen porque tener ese pelo), unos aplomos horribles, y con pinta de llevar castrado muy, pero que muy poco. Le pregunté que hace cuándo lo habían castrado y me dijo que hacía un año, que se lo había dicho el ex propietario. Le pregunté que si tenía libro; y me dijo que no. No es que no tuviera libro, es que no tenía libro, ni microchip y por supuesto no había olido una vacuna, ni ninguna desparasitación.
Mi instinto me decía que había que empezar desde cero, o desde menos 5... Lo primero a enseñar al dueño a tener a su caballo de forma "legal", con su microchip, su carta o libro... etc. Cuando fui a ponerle la montura me dijo que estaba buscando una silla vaquera, pero que eran muy caras y que de momento usaríamos una inglesa; a lo que le contesté que yo no era partidaria de darle clase con vaquera, que una vez que ya supiera montar que hiciera lo que quisiera. Después de poner la montura al caballo, me trae la cabezada (Como era de esperar, él no sabía ni lo que era una cabezada, y menos saber ponerla... ) y junto a la cabezada un Pelham. Excelente, para mí montar o "desbravar" a un potro con pelham no es que me haga mucha gracia, pero visto el panorama creo que me tenía que ajustar a lo que había.
Bajé al caballo a la pista y la verdad es que me llevé una sorpresa, el caballo aunque no sabía ir recto no tuvo ningún mal gesto. Pero claro, todos los que sabemos un mínimo de potros, sabemos que éstos pasan por diferentes fases... Primero todos son muy buenos, pero luego cuando cogen fuera y confianza y descubren que el de arriba es de quita y pon, la historia cambia. Aquí no tenía porque ser diferente, puesto que se veía que el caballo estaba mal alimentado, y le faltaban muuuchos kilos encima.
Después de casi un mes de montas, le digo a su propietario que si quiere subirse. Me dice que no, a lo que le contesto que confíe en mí. Acaba subiéndose, pero no fuimos capaz de dar más de 3 vueltas a la cuerda al paso del miedo que tenía. .
En un ppio, cuando le pregunté que si sabía montar me contestó que sí, que incluso galopaba. Pero claro, en una silla vaquera. Así que no sólo tuve que comenzar de cero con el potro, sino también con él. Poco a poco fui consiguiendo que ampliara los círculos, que pusiera la espalda recta, que los estribos fueran en la parte más ancha del pie y no en el talón..
Cuando el caballo fue cogiendo fuerza cada vez se me hacía más cuesta arriba, necesitaba que el de arriba confiara en el que llevaba debajo para seguir avanzando y llegar a trotar suelto algún día, pero el potro me ponía cada vez las cosas más difíciles. Llegados al punto en el que ya le podía ir exigiendo más al potro, éste se me defendía, se ponía de manos, se paraba en seco, me estrellaba contra la valla.. Un caos. Tenía que conseguir que en menos de media hora el potro se centrara para que su dueño pudiera subirse el resto de la clase.
3 meses después estaba más o menos centrado, pero cuando pasaban yeguas se volvía loco... Le dije que volviera a preguntar que hacía cuanto estaba castrado, y como era de suponer el exdueño le dijo que hacía 2 meses o 3 que le castró. Para salir de dudas le hizo un análsis de testosterona (casi 200 euros) y dio en el límite. Es decir, el caballo era así. Cada vez tenía peor carácter, protestaba con el hierro, me lanzaba patadas cuando le metía la pierna... Le dije que le hiciera la boca porque podía tener molestias. Una vez hecha noté algo de mejoría, pero poco.
A las semanas de estar trabajándolo, pensé en que ya era hora de sacarlo al campo y la verdad es que fue de maravilla. Me lo llevé un pa de veces y no hizo ni un mal gesto. El propietario se decidió a montarlo y llevarlo al campo supervisado por mí desde otro caballo y... Fue el caos más absoluto. Me tuve que subir yo a medio camino y evitar que el caballo se pegara más sustos. Al siguiente día de querer sacarlo el potro ya estaba querencioso perdido, no quería ni doblar la esquina de la finca para ir al campo.. De nuevo a empezar de cero.
A la siguiente monta, le vi que marcaba un poco de una mano y decidimos pararlo una semana sin antiinflamatorios ni nada. El caballo no mejoró, le dejamos otra semana más y estaba igual. LLamamos al veterinario y ¿cuál fue la sorpresa?. El caballo tiene Osteocondrosis en el hombro izquierdo.
¿Y ahora? Un caballo de 4 años, el cual el veterinario no apuesta mucho por él. Eso no podrá ir a mejor a no ser que te metas en operaciones, pero entonces ya te gastarías más en veterinarios que en el propio caballo. EL tratamiento con condroprotectores es muy caro, y el herraje tiene que ser especial. El propietario no ha disfrutado del caballo todavía, pero éste ya está lesionado de por vida... Suena mal, muy mal.
Ahora la que tiene que buscar una solución al problema soy yo, pero claro, el caballo cojo no se puede vender y menos engañar a nadie. Tampoco puede mantener a dos caballos a la vez, y tampoco quiere cambiarlo por otro porque le ha cogido mucho cariño.. Después de haber gastado dinero en hacerle la boca, herrarle, veterinario, clases, montas, pupilaje, el precio del caballo que no fue barato... Una solución fue llamar al señor que se lo vendió, diciéndole que se lo devolvía, puesto que era una lesión que ya tenía y obviamente se negó, como es normal.
Después de este caos, me he dado cuenta de que poca gente escucha de quienes saben y les aconsejan, y que cuando se equivocan nos toca a los demás hacernos responsables del desastre... Una pena, porque es una bonita afición; pero empezar con este mal pie es de tener MUY MALA SUERTE.
Siento la parrafada, pero tenía la necesidad de contarlo...
Ojalá tomemos una decisión pronto, y sepamos qué hacer con el potro.
Saludos!
Última edición: