sue dijo:
Añado otra pregunta a este interesante tema que me lleva taladrando la sesera de un tiempo a esta parte.
¿ Es correcto/ beneficioso intentar montar un caballo ( léase frisón) cuya conformación cuesta abajo , "tracción delantera", equilibrio muy adelantado y demás, como si fuera uno naturalmente dotado para empujar con los posteriores y elevar el tercio anterior. ? ¿No se le estará exigiendo demasiado al animal ?
Tengo la idea de lo que quiero preguntar muy clara en la cabeza, pero a la hora de darle forma soy una negada

espero qu eentendai spor donde voy
Hola,
Sue:
Una buena conformación es importante, pero no lo es todo. Con un ejercicio adecuado, se pueden desarrollar capacidades. Un ejercicio inadecuado, constante y estresante, hará que el caballo rompa por donde es más frágil. Tal vez esta lectura te resulte interesante:
Principios básicos aplicables al entrenamiento diario para potenciar el rendimiento de su caballo, por Samantha Steelman
Estos principios sólo son aplicables a caballos sanos que gocen de un buen estado físico y se recomienda consultar a un veterinario antes de iniciar cualquier programa de ejercicio.
PRIMERO: Un sistema fisiológico responderá al estrés haciéndose más resistente al estrés futuro (Teoría de la sobrecarga).
El ejercicio supone estrés para el cuerpo, en la medida en que éste conlleva trabajar más de lo habitual. Cada vez que su caballo realiza un ejercicio, su cuerpo se adapta un poco más, hasta que el ejercicio se convierte en algo “normal” y deja de ser una fuente de estrés. Si bien este puede parecer un concepto sencillo, el cuerpo se adaptará de formas muy específicas a los distintos tipos, frecuencias e intensidades del estrés.
La clave para aplicar el principio de la sobrecarga de manera ventajosa está en determinar qué ejercicios son los adecuados para estimular el cuerpo del caballo y adaptarlo para maximizar su rendimiento.
SEGUNDO: La adaptación a la sobrecarga se produce durante los periodos de descanso.
Aunque algunas de las sesiones de entrenamiento deberían suponer un reto para que su caballo incremente el nivel de trabajo, es realmente en los intervalos de tiempo que transcurren entre dichas sesiones cuando en su cuerpo se producen las adaptaciones necesarias para mejorar. Dependiendo de la naturaleza y la intensidad del entrenamiento, la recuperación total puede precisar desde unos días hasta una semana o más. El ejercicio libre o el trote ligero y los estiramientos pueden ser útiles, pero la continuación de un ejercicio estresante puede llegar a producir lesiones y sobreentrenamiento. A diferencia de las personas, que verbalizan sus sensaciones de dolor y fatiga, los caballos disponen de pocos medios para decirnos cuándo se han recuperado. Hay que buscar signos como pueden ser un ritmo cardiaco elevado en reposo, la disminución de la amplitud de movimientos o el dolor muscular a la palpación; todos ellos nos indican que el caballo no está listo para continuar con su entrenamiento habitual.
TERCERO: Todos los individuos responden de manera diferente al entrenamiento
En el corazón de la ciencia hayamos una pequeña verdad: lo mismo no vale para todos. Si bien los principios generales son aplicables a todos los individuos, ponerlos en práctica tiene más de arte que de ciencia. Las diferencias innatas relativas a la capacidad aeróbica, el tipo de fibra muscular, la conformación e incluso el temperamento influyen en la respuesta de cada caballo a su programa de preparación. Sólo aprendiendo de los errores podrá determinar qué funciona con usted y su caballo. La ciencia es el marco en el que debería encuadrarse el desarrollo y la ejecución de su programa de entrenamiento, pero nada sustituye a la experiencia y al sentido común.
CUARTO: Todas las adaptaciones son reversibles
Si bien los tiempos precisos varían en función de cada caballo y el tipo de entrenamiento al que se le somete, lo cierto y lamentable es que se requiere el doble de tiempo para conseguir un determinado estado físico que para perderlo. Si usted se marchase de vacaciones dos semanas, a su regreso, su caballo necesitaría unas cuatro semanas de entrenamiento para alcanzar el nivel al que se encontraba antes de su viaje. Aunque, probablemente, lo más fácil es notar un déficit de la capacidad aeróbica, su caballo habrá empezado a perder densidad ósea antes de que su capacidad aeróbica comience a reducirse. Se ha demostrado mediante investigación que el sistema esqueletal se ve comprometido durante descansos que duran varias semanas, por lo que usted debe asegurarse de tener esto en cuenta cuando reinicie cualquier entrenamiento después de un descanso.
QUINTO: En todos los procesos hay un factor limitador
Aunque éste es más bien un principio científico general, todos los atletas harían bien en recordarlo. Muchos factores que intervienen de manera conjunta contribuyen a que su caballo alcance un cierto nivel de rendimiento, pero sólo unos pocos le impiden seguir progresando. Ya sea por falta de flexibilidad, fuerza muscular insuficiente, equilibrio deficiente o algún otro problema, la clave está en determinar cuáles son los puntos débiles y dedicar el tiempo necesario a corregirlos. No obtendrá muchos beneficios practicando todo aquello que le resulta fácil a usted y su caballo, pero trabajar por desenvolverse con maestría en aquello que es difícil le proporcionará recompensas mucho mayores.
SEXTO: El rendimiento aeróbico viene determinado por la cantidad de oxígeno que el sistema cardiovascular puede transportar a los músculos durante el trabajo y por la eficiencia del uso que dichos músculos hacen del oxígeno (principio de Fick).
Esta teoría sostiene que el consumo máximo de oxígeno, que tiene lugar en el punto culminante del ejercicio aeróbico, depende de la frecuencia cardiaca, el volumen sistólico (cantidad de sangre bombeada con cada latido) y la cantidad de oxígeno que el músculo puede extraer de la sangre. El tamaño del corazón aumenta con el entrenamiento aeróbico y, consecuentemente, el volumen sistólico aumenta. Además, con el entrenamiento aeróbico, el músculo esquelético sintetiza más enzimas metabólicas, que ayudan al músculo a hacer un uso más eficiente del oxígeno. Contrariamente, la frecuencia cardiaca máxima no aumenta con el entrenamiento. De hecho, por lo general, la frecuencia cardiaca de los individuos que se encuentran en buena forma física es más baja que la de aquellos que están fuera de forma; el volumen sistólico y la extracción de oxígeno mejoran tanto con el entrenamiento aeróbico que el corazón no necesita bombear tantas veces para hacer llegar al músculo la misma cantidad de oxígeno. Por este motivo, la frecuencia cardiaca constituye una herramienta muy útil para determinar el estado de forma física de un caballo, así como el esfuerzo que éste está realizando durante una sesión de entrenamiento.
SÉPTIMO: Las fibras de músculo esquelético pueden modificar su fenotipo (carecterísticas colectivas) para adecuarse a aquello que se les exige.
Este fenómeno se conoce como mioplasticidad y lo comprende todo, desde los cambios de forma y tamaño de la fibra muscular, hasta las alteraciones en la expresión proteica y el metabolismo celular. Por ejemplo, con el levantamiento de peso las fibras musculares aumentan su tamaño y producen más proteínas contráctiles, lo que les permite generar más fuerza al contraerse. Por su parte, el ejercicio aeróbico favorece la expresión de enzimas oxidativas y, gracias a ello, los músculos pueden hacer un uso más eficiente de las grasas. Esto significa que se debe dedicar tiempo a la preparación del caballo y a que haga exactamente lo que se le pedirá en competición.
OCTAVO: Toda mejora en términos de fuerza muscular viene deteterminada por adaptaciones musculares y neurales.
Mientras que el músculo se adapta a los nuevos retos, el sistema nervioso, por su parte, "aprende" cómo coordinar mejor los movimientos nuevos.
Seleccionando las fibras musculares más apropiadas, activando otros músculos para estabilizar el resto del cuerpo y mejorando la sincronización entre las distintas contracciones musculares, las adaptaciones neurales permiten mejorar el rendimiento en gran medida, incluso antes de que se produzca cualquier adaptación muscular. Esta idea es particularmente importante para el entrenamiento del caballo, ya que con frecuencia pedimos a nuestros caballos que realicen nuevos movimientos que requieren tanto fuerza como coordinación.
Aplique este princicio dividiendo los movimientos nuevos en varios pasos y permita que el sistema nervioso de su caballo aprenda cada paso por separado antes de intentar combinarlos para crear un patrón más complicado.
NOVENO: El flujo sanguíneo aumenta en respuesta a los derivados metabólicos del ejercicio.
Las grandes arterias son, esencialmente, tuberías que transportan sangre por el cuerpo, mientras que los vasos más pequeños, denominados arteriolas, optimizan el suministro de sangre a cada órgano. Las arteriolas actúan como un grifo: se dilatan para permitir el paso de un flujo de sangre mayor y se contraen para desviar el flujo de sangre a otra zona. Las arteriolas localizadas en el músculo esquelético se dilatan en respuesta a los cambios de pH, el contenido de oxígeno y CO2 y ciertos metabolitos que se producen durante el ejercicio, lo que permite desviar un flujo de sangre mayor a los grupos musculares cuando más se necesita. Este principio es uno de los muchos motivos por los que los buenos atletas siempre realizan un calentamiento previo a toda sesión de entrenamiento. El calentamiento garantiza que el flujo de sangre desvidada a los músculos será suficiente para realizar un ejercicio de alta intensidad.
DÉCIMO: Por reducido que sea el nivel de deshidratación, éste puede afectar negativamente al rendimiento.
La regla general dice que incluso un nivel de deshidratación del 2% puede afectar negativamente al rendimiento. Como se suele decir, no se puede obligar a un caballo a que beba, pero existen algunas tácticas sencillas para evitar que se deshidrate. Su caballo debe tener siempre acceso a agua fresca y limpia pero, además, usted debe ofrecerle agua durante el entrenamiento, especialmente si lo trabaja durante más de una hora por sesión.
El aporte de electrolitos puede ser una buena opción en verano, pero éstos se deben administrar con precaución, ya que un exceso de sal puede convertirse en un problema, al igual que la deshidratación.
¡Un saludo!