Quitar la mala costumbre de cocear al cepillar

De acuerdo. Bueno pues espero que esto algún día pueda ayudar a alguien aunque tampoco es que hayamos hecho nada muy en especial..

Hace algo más de un año mi jefe trajo dos yeguas nuevas para las clases, Luna (6 años, torda) y Lola (entre 14 y 16 años, torda completamente blanca), las cuales estaban absolutamente hermanadas.

Pronto se ganaron la confianza de todos, pero de repente un día Luna empezó a poner malas caras y a hacer gestos de cierta agresividad, lo que en seguida fue a más hasta llegar al punto de cocear a todo aquel que se acercara a ella, incluso a su Lola! Cepillarla era jugarse el físico porque buscaba la forma de ponerte a tiro para alcanzarte de una patada, de modo que no permitíamos que ninguna alumna se le acercara hasta que ya tenía su montura puesta, ahí ya se volvía buena y para montar nunca ha dado ningún problema.

Qué hacíamos para quitarle la manía? Pues en principio nada, solo le regáñabamos, quizá alguna cachetada, pero no servía para nada.. El problema vino cuando Lola, que se había ganado tanto nuestra confianza que la montaban niñas, competía con ellas, e incluso daba clases de iniciación (yo siempre digo que las chicas se daban tortas por montar a su Lola) , también empezó a cocear como Luna. En ningún momento ninguna de las dos se ha vuelto problemática al montarla, para eso son dos soles, pero cepillarlas se volvió un auténtico problema. Problema con el que siempre tenía que bregar yo..

Como he dicho antes, lo de la regañeta no funcionaba y la cachetada tampoco, de modo que probé durante un tiempo a actuar con mucha más suavidad, cuando tiraban la patada solo hacia ssshhhh o decía nooo con voz calmada y suave, quizás les daba algún tirón flojito de la cabezada pero todo muy inofensivo para que vieran que yo era buena con ellas y tal.. Por desgracia esto no sirvió de mucho e incluso en el caso de Lola fue a peor, de modo que decidí probar algo que leí por aquí en otro tema. Alguien decía que la yegua estaba siendo dominante y estaba reclamando su espacio, y que había que moverla y ocupar el espacio que ella estaba ocupando para demostrarle que tú eres quien la domina. Empecé a hacerlo cada vez que la yegua tiraba una patada o hacía el amago y la verdad es que noté un cierto cambio de actitud, pero las patadas no acabaron ahí.. un día cepillándole la cola lanzó una coz a dos piernas que me pasó muy cerca del pecho y dije basta, ya me harté del todo, cogí una fusta y volví a acercarme a ella y en cuanto volvió a soltar la coz le di un fustazo muy fuerte en el muslo. Me dio mucha pena tener que darle pero es que ya la cosa se iba de madre y yo ya llevaba mucho tiempo aguantando..

Desde ese día Lola ya se lo piensa dos veces antes de soltar una patada aunque todavía tiene días "tontos", pero ya sí que basta con regañarle y ya se la puede cepillar con más tranquilidad..

En cuanto a Luna más o menos lo mismo, un día tenía la fusta preparada y cada vez que soltaba una patada, fustazo (no tan fuerte) y sin resentimientos. Ya Luna es raro que tire una patada.. incluso le podemos poner vendas.

Nunca me he alejado de ellas cuando soltaban una patada, para que vieran que con eso no me iban a quitar de su lado, y siempre cuando me voy a acercar a sus cuartos traseros voy acariciando desde la barriga, como avisandolas y así de paso tanteo a ver si ponen cara de mala leche o no. Siempre cuando se dejan cepillar los cascos o la cola sin tirar coces las felicito.

...Y bueno, ahora mismo poco más se me ocurre, perdonad el tocho pero he abreviado al máximo

Un saludo!
 
si me permitís, Sombragris y Nuriaabeya; yo pasé un mal episodio con mi caballo, no se si recordáis que lo consulté en el foro; pues bien creo que un toque a tiempo es lo correcto y como dice Nuriaabeya un "toque", lo importante es que ese toque no vaya cargado de mala energía ni de rabia, es sólo un "quieto chico por aquí no", Me gusta y creo que aquí encaja perfecto, la metáfora de acercarte a un cactus y que te pinches, no te acercarás más pero el cactus ni se movió, así deben percibir el toque de atención; sin nerviosismo por nuestra parte ni rabia. Mi caballo ha mejorado mucho desde que soy consciente de como me sentía yo ante sus malas actitudes, ahora procuro corregir y seguir con lo que hago cantando y feliz con el objetivo de pasarlo bien juntos.
 
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