la historia real
En el siglo XIX era muestra de amor disecar al caballo muerto, y por eso Comanche, el único sobreviviente equino de la caballería estadounidense después de la Batalla de Little Bighorn cuando los cheles gringos se enfrentaron a los indios para despojarlos de sus tierras, fue disecado. Comanche era oscuro, con buena visión y carácter alegre. Al ser herido por una flecha comanche en 1868, le cambiaron el nombre a Comanche. Posteriormente habría de destacarse en numerosas batallas entre blancos e indios, y sobreviviría la aparatosa derrota que sufrieron los cheles cuando un 25 de junio de 1876 los cheyennes y sioux les enseñaron a los gringos con cuántas papas se hace un guiso. Keogh, el soldado que montó a Comanche, sostuvo las riendas de su corcel aún después de muerto en una muestra patética de su apego por el caballo.
Seis heridas graves tenían medio turulato a Comanche entre la carnicería del campo de batalla, y un capitán lo iba a ultimar cuando dos soldados echaron agua en sus sombreros y llorando como magdalenas, pidieron que se salvara al valiente equino. Lentamente, Comanche se recuperó. Nunca nadie lo volvió a montar porque el coronel Samuel D. Sturgis, del 7mo. regimiento de Caballería de los estados Unidos, emitió órdenes específicas en cuanto a Comance. Adolorido por la pérdida de un hijo en Little Bighorn, Sturgis fue remitido a un cómodo establo, considerado como héroe militar. Nunca más trabajaría ni sería montarlo, y hasta una mala mirada al corcel podría ser penada por corte marcial.
Tuvo varios sirvientes, entre ellos Gustavo Korn, quien lo idolatraba. Comanche se aficionó al buen whisky, la cerveza, las peras Bosco y el helado de vainilla. A menudo visitaba una taberna donde militares con gusto le invitaban a unos gélidas cervecitas. Comanche era posesivo con su cuidador Korn, y relinchaba bravo si se tardaba mucho en una visita. Al morir Korn, Comanche se afligió y murió de pena moral. En 1891 Comanche fue disecado y puesto en caja de vidrio en el museo de la Universidad de Kansas, donde se convirtió en leyenda como el corcel que tuvo más vidas que siete gatos puestos juntos.