Alegria dijo:
A mi me interesan todos los cómos y porqués
A ver cómo se puede dejar más o menos resumido...
- Dar el alimento en proporción al ejercicio, y ni una miaja más.
Si le damos más energía de la que normalmente gasta, él buscará el modo de gastarla en el tiempo del paseo... y saltos y galopadas son una buena manera de quemar calorías.
Esto no suele tomarse en cuenta, y buena parte de los problemas con caballos "demasiado fuertes" tiene más o menos que ver con el exceso de alimentos energéticos. Yo huí de los piensos de "alto rendimiento" como de la peste... el caballo recobra energías comiendo más cantidad de sus alimentos naturales... no comiendo cocido maragato.
- Dejar que el caballo libere rigideces como le es más natural. (Esta punto me olvidó antes, y es importantísimo).
Cuando un caballo tiene tendencia a ponerse rígido, saltar, botar, retrotarse, etc., ayuda mucho dejarle que, antes de limpiarlo y ensillarlo, salte, brinque, se revulque y tire todas las coces que quiera. Así, cuando le montemos, estará suelto y tranquilo.
También, aunque esto lo sabemos todos, conviene tener mucho cuidado de que ningún arreo le moleste ni le roce, para no provocar rigideces y posturas extrañas.
- Quitar la embocadura, y poner un instrumento que dé las ayudas en la cara o la cabeza, no en la boca.
Las ayudas en la boca suelen irritar más a los caballos fogosos que las dadas sobre la cara. y gran parte de los resabios y defensas (sobre todo al galope) tienen que ver con las embocaduras, ya sea por excesivo apoyo, o por huir el bocado "ahuecándose" el caballo... defensas que no suelen darse, "casualmente", con otros instrumentos de mando, a poco tacto que se tenga en su uso.
Para no luchar con dos problemas a la vez (algo que siempre debe evitarse), me parece preferible evitar la embocadura, hasta confirmar que el comportamiento del caballo es correcto sin ella. Luego, obediente ya el caballo, veremos si conviene volver a ponerla, o es mejor buscar otro medio para manejarlo.
Además, como tendremos que parar y dar atrás muchas veces, nos interesa dejar la boca intacta, y mantenerla en su mayor sensibilidad hasta el momento en que ya obedezca sin esfuerzo a las ayudas, de modo que apenas haya que usar el freno para parar.
La inconveniencia (para mi gusto) de las embocaduras para enseñar cosas nuevas a los caballos da para otro debate, porque las razones son tantas y tan controvertidas, ya desde hace siglos, que llenarían un Foro entero... o unos cuantos. :?
Pensando en instrumentos clásicos, una buena evolución seria: cabezada de cuadra (en el potrillo o el caballo cerril); cabezón liso y articulado, forrado (en un caballo extremadamente sensible de piel puede sustituirse por uno de cuero fuerte, acolchado, y con tres anillas); cabezón con serreta, completo, articulado y forrado (para ayudas más finas); y después, según gustos, bocado (en cuyo caso empezaremos combinando un filete y el mismo bocado, con el último cabezón)... o, sin queremos un caballo sin embocar, pero de ayudas finas, una "brida sin bocado" de mando moderado (que es un invento antiguo, digan lo que digan los presuntos "inventores" modernos del artilugio).
Pero ahora hay tantos artefactos que sirven, que son demasiados para contarlos. Ahora estamos en plena investigación sobre algunos de ellos... cuando sepamos el resultado, iremos poniéndolo en el Foro.
Un detalle importante: soy partidario, en caso de que las defensas sean violentas, de "reeducar" al caballo entre dos personas, una montada, y otra pie (que lleva al caballo de la mano), que sea paciente y con mano suave, pero seguro de sí mismo... así se acorta enormemente el tiempo y el riesgo de la enseñanza, y se beneficia también al jinete, que pierde el miedo, viendo que "él mismo" puede montar al caballo al que había cogido "precaución".
- Aligerar hasta el extremo al caballo en la respuesta a las ayudas de manos y piernas.
Cuando un caballo se pone nervioso, tiende a volverse "sordo" a las ayudas... si en condiciones normales tenemos que darle ayudas fuertes, ¿cómo tendrían que ser cuando no las escucha?. Para evitarlo, le acostumbramos a que ceda a las más mínimas presiones en cualquier dirección: lo hacemos desde que es potro, al manejarlo por la cabezada, sin tirones ni empujones, con suavidad, siempre con suavidad, hasta que ceda al movimiento de la cuerda, aun estando floja... y seguimos con el caballo adulto, enseñándole a parar y retroceder a las menores ayudas de mano , piernas, y cuerpo; y con la misma ligereza debe partir de nuevo hacia adelante.
- Parar y hacer medias paradas frecuentemente, así como el ejercicio de dar atrás y salir adelante en el tiempo.
Estos tres ejercicios, en especial el último, cuando se dan cada vez con ayudas más finas, son los mejores para aligerar al caballo a las ayudas de riendas, piernas, y cuerpo, de modo que el frenar y parar sea para él un movimiento fácil, natural, y suave.
A menudo se evita parar a los caballos que dan problemas al hacerlo... al contrario, es a los que más veces hay que pedírselo, para que sea normal para ellos el obedecer, y no un castigo dado cuando se ponen "demasiado tontos".
Además, como no llevamos embocadura en este punto, estamos seguros de que por muchas veces que paremos al caballo, no se endurecerá su boca, ni se defenderá de la incomodidad del bocado o filete.
- Estudiar cómo usar las querencias y costumbres del caballo en nuestro provecho.
Podemos galopar en aquellas direcciones que a nuestro caballo menos le apetezcan, para que no tenga interés en lanzarse... y evitar el galope cuando la querencia le haga desear alcanzar pronto un lugar.
Otro "truco" este al que no se presta la atención que merece, siendo muy eficaz en estos casos. Es especialmente útil en campo abierto, pero en un picadero, con imaginación, también se puede usar.
- Como confirmación de que abandona el vicio (esto pide cuidado), ponerle a galopar en una llanura y, cuando da muestras de querer parar, volverle a animar... así dos o tres veces, hasta que la parada sea para él un premio, y descubra que el galopar puede ser un aire del que le apetezca bajar.
Este ejercicio es muy útil, y da buenos resultados... pero antes de hacerlo, debemos asegurarnos de que el caballo para con facilidad y sin defenderse, por si acaso hubiese que detener la carrera, si el terreno u otra circunstancia lo exige.
Así lo hemos hecho con varios caballos que se defendían en el galope, o lo tomaban sin permiso... y en todos ha dado resultado.
En fin... si algo parece extraño o poco útil, y hace falta explicarlo más, se puede, por privado... o aquí. a riesgo de aburrir (más aún) a los compañeros con estos tostones.
Muchas gracias por prestarnos atención... y paciencia.
Saludos.